Historia Del Colegio Y Renovacion
“Estábamos en Educación Física y al regresar vimos que los
cables caían sobre los pupitres. Si hubiéramos estado adentro, nos
habríamos electrocutado”, recordó Mónica Páez, estudiante del noveno de básica
del Colegio Simón Bolívar.
La joven aseguró que se siente orgullosa de ser una
“estudiante bolivariana”, pero reconoció que las instalaciones del plantel
“dejan mucho que desear”.
“Al caminar por los pasillos las tablas rechinan. Si la
gente salta, cae el polvo del techo sobre nuestras cabezas y en los cuadernos”,
comentó la joven.
Mónica Mizhquiri, madre de la estudiante, también
opinó: “Me desesperaba ver que mi hija recibía clases en una aula cuarteada,
con la pared a punto de caerse y sostenida por un palo de madera. Los jóvenes
no pueden educarse así”.
El pasado lunes, los padres de familia y las alumnas se
congregaron en las antiguas instalaciones de la escuela municipal Espejo
(calles Río de Janeiro y Manuel Larrea) que, cuando concluyan la
remodelación y ampliación, acogerán a las jóvenes a partir del próximo
año lectivo.
Al ingresar, los padres y estudiantes no ocultaron su
sorpresa. Mariuxi Vera (15 años), alumna de décimo nivel, quedó
impresionada con la piscina, el salón de actos y los patios para las estudiantes.
“¡Qué diferencia! En el otro colegio, las aulas tienen goteras, las tablas del
piso se salen. Así vamos a sentir más ganas de estudiar”, comentó.
Gracias a la remodelación, el plantel tiene 27 salas para
actividades administrativas, 40 aulas de clases, 10 laboratorios de ciencia e
informática, baterías sanitarias, piscina, teatro (con capacidad para 340
personas), entre otros servicios.
La necesidad de reubicar el colegio era urgente.
Informes anuales del Cuerpo de Bomberos advirtieron que el edificio
-ubicado en las calles Olmedo y Benalcázar, centro de Quito- era
“vulnerable” por tener instalaciones eléctricas en malas condiciones,
pues tienen una antigüedad de 300 años y desde
hace 20 años ya no daba cabida para el alumnado. A eso se sumaba
que los ventanales, puertas, pisos y graderíos eran de madera apolillada y
vetusta, por lo que el plantel estaba propenso a un
incendio y no contaba con extintores.
Otro de los riesgos era la delincuencia. El colegio tiene
cuatro puertas de ingreso por las calles Olmedo, Benalcázar, Manabí y Cuenca,
pero las seguridades son vulnerables al robo, porque las aldabas son
viejas y fáciles de romper.
“Tampoco tenemos un patio donde pasar el recreo”, comentó
Erika Paredes (17 años), estudiante de sexto curso. Ella se asombró cuando se
enteró que el nuevo colegio tiene cinco patios y cinco terrazas,
pero contó con decepción que este año juraron la bandera en
el estadio de la Universidad Central del Ecuador.
Cecilia Aguirre (13 años), alumna de primer año, agregó:
“Tenemos bastoneras, cheerleaders, banda de guerra y todo eso no lo podíamos
ver en nuestro propio colegio”.
El mejoramiento de la movilidad en el Centro Histórico
será otra ventaja. Desde hace cinco años, el Municipio, en coordinación
con el Ministerio de Educación, ha tratado de erradicar la congestión
vehicular que se origina a la entrada y salida de
las estudiantes, así como el estacionamiento de los buses escolares en
las horas picos.
El alcalde de Quito, Augusto Barrera, junto con
el rector del plantel, Mario Carrillo, y la directora del Instituto
Metropolitano de Patrimonio, Margarita Romo, recorrieron las
instalaciones y anunciaron que la restauración concluirá en abril
próximo. “Lo prometí hace dos años, apenas asumí la Alcaldía y hoy
es una realidad el traslado del Simón Bolívar a estas instalaciones que les
proporcionarán mayor comodidad y funcionalidad”, dijo.
Agregó que la Municipalidad mantiene 35
establecimientos educativos, en los que ha invertido 115 millones de
dólares.
La intervención inició el 16 de agosto de 2011. Al
momento 120 obreros trabajan un área de 9.300 m² formados por
edificaciones antiguas y nuevas.
Carrillo recalcó que el colegio Simón Bolívar ha dado un
aporte fundamental al patrimonio cultural de Quito, por lo cual es
importante restaurar el plantel.
Con esto podemos decirle adiós a las antiguas instalaciones
de la Unidad Educativa Espejo las cuales a pesar de no haber quedado obsoletas
ya no podían cubrir la cantidad de alumnos por lo que se tuvo que vender el
edificio para poder donarlo a la Unidad Educativa Simón Bolívar la cual ahora
puede mantenerse en un lugar seguro para su educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario